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Libro de Yahweh, Dios del universo

25 Enero 2025

Misión de predicar el mensaje del juicio del asteroide en Puerto Rico

A comienzos del año 2021, vino palabra de Yahweh a Elsa Hayden mientras estaba haciendo una liberación, diciendo: “Ve a Puerto Rico, en el secreto te daré la fecha para que no se entere el enemigo”.

Luego Vino por segunda vez palabra de Yahweh a Elsa Hayden, diciendo: “Hija mía, la fecha es esta, te vas, hijita, a Puerto Rico. Yo voy contigo, no temas, nadie, el enemigo no va a poder tocarte ni un cabello. Mis ojos son tus ojos, mi boca es tu boca, mis pies son tus pies. Yo iré contigo y yo soy el que hablaré. Tú no te preocupes, párate en el Capitolio, desde ahí hablaré al mundo”. Y sucedió así, Yahweh habló en el Capitolio de Puerto Rico, lloró y confirmó el juicio a Puerto Rico y las naciones. Luego de haber pasado algunos años de aquel viaje, volvió a hablar Yahweh, como muchas veces, sobre el juicio del asteroide, esta vez usando el pasaje del libro de Jonás de las Sagradas Escrituras. Usando la vida de Elsa Hayden, enseñó, siendo el 25 de enero de 2025 a las 00:11 UTC-5. Enseñó Yahweh Elohim usando a Elsa Hayden, diciendo lo siguiente: “Por eso, si alguien se levanta y dice que es mentira, cuidado con tu bocasa, cuidado con tu bocasa, mejor ciérrala, ciérrala, porque no te vaya a caer la maldición como le cayó a RTZa y le dio ataque cardíaco, casi muere. Ahora anda con la boca cerrada, casi muere, que tanto andaban insultando, casi murieron. Ahí andan de enfermos, cuando van a abrir la boca, ábranlo pensando, ábranlo pensando.

Enseñanza de Jonás del ayer y hoy

Jonás, Dios le dio un mensaje que fuera, que iba a destruir, porque ya el pecado era terrible, terrible de Nínive, la capital del reino de Asiria, y le dijo: “Vete a Nínive”. Estaba lejísimo, tenía que tomar barco, pero ¿qué hizo? Dijo: “Dios es misericordioso y para qué voy a dar la palabra, para qué voy a dar la palabra si Él se va a arrepentir y no va a suceder nada. Mejor no pierdo mi tiempo, mejor el Señor no me va a ver si me tomo ese barco, me tomo ese barquito que ya va a salir, mejor me voy a dar unas vacaciones”.

Jonás pensaba que solamente Dios lo iba a ver en su país, pensaba que solamente Dios estaba en Israel y dijo: “Ya salgo de Israel y Dios no va a saber nada de mí. Acá tengo un poco de platita, así es que arreglo un poco de mis ropitas y me voy de vacaciones a Tarsis, claro que sí, me voy a Tarsis, fuera, me voy fuera de Israel, me voy a Tarsis. Agarro su ropita, su maletita, pago su boleto en barco, se despidió de su familia, dijo: “Como es Dios de Israel, aquí nomás está y aquí nomás que miraba, pero ahora me voy a Tarsis y no me va a mirar. Dios me ha dado un trabajo que yo no quiero hacer porque Él es misericordioso, yo lo conozco, por eso me voy a Tarsis”. Estaba echado, tomándose un refresco, luego tuvo sueño, había comido bien en el barquito y se fue a dormir abajo. “Ay, qué voy a hacer caso a lo que Dios me ha mandado. Por último, Dios tiene amor, tiene misericordia, por gusto la ciudad queda lejos. Voy a gastar mi garganta, me voy a matar gritando por toda la ciudad y para que Dios le perdone, ya sé que Dios perdona, entonces me perdonará también si me voy a Tarsis, pues tendrá misericordia de mí porque es misericordioso”. Entonces lo conocía a Dios. ¡Ah! ¿Cuántos Jonases, cuántas Jonasas hay ahí? Que dicen: “Ay, no, aquí estoy muy acomodadita, no me falta nada. Hay para estar como la hermanita Elsa que se fue llevando la palabra de Dios y luego que tanto tiempo habló, el Señor habló y no se arrepintieron. Unos pocos se arrepintieron y a mí Dios me ha dado el mensaje, para que voy a dar el mensaje”. Jonasas y Jonases, hay de aquellos Jonases, de aquellas Jonasas que te di el mensaje y no lo estás hablando, que te di el mensaje y no lo estás diciendo. Viene el juicio. ¿Quién es el que va a perder su alma? Tú por Jonasa y tú por Jonás, por decir: “Ay, no”, el mismo Espíritu de Jonás. “Ay, no, voy a ir, me va a pasar como a la hermana Elsa, un poco de gente me va a creer, los demás se me van a venir encima. ¿Para hacer eso, para qué?”. Así estaba Jonás, estaba plácidamente, se había llenado ya la barriguita, ya estaba llena su barriguita, se fue a tomar su siestita. “Qué bonitas vacaciones, echadito ahí, qué bonitas vacaciones. Qué hermoso el mar se ve, voy a tomar una siestita, ya está mi barriguita llena, qué rico que he comido, ahora me voy a dormir”. Se fue a tomar su siestita y empezó la tormenta. Todos gritaban, todos botaban pesos, cosas pesadas, ya el barco iba a zozobrar, ya el barco se iba a hundir. Todos gritaban y clamaban a sus demonios: “Demonio tal, demonio tal”. Todos clamaban a sus llamados dioses que son basura. Todos gritaban: “Auxilio, socorro, ayúdame, ay, dios mío, ayúdame tal por cual diablo, ay dios mío, ya nos vamos a morir todos”. “Vamos a ver”, dijo alguien. “Acá había un hombre que lo vi por acá comiendo rico, no lo veo por acá que esté gritando a su Dios. ¿Dónde está ese hombre que estaba por acá? Que andaba de relajado, andaba de vacaciones y se ve que era hebreo, era hebreo”. Ahí empezaron a decir: “Ese hombre no es cualquier cosa, creo que ese es el del problemita, creo que ese es el del problemita porque nosotros que sabemos las naciones que tienen a un Dios de poder, un Dios de poder que los sacó de Egipto, yo creo que ese dormilón de abajo es el del problemita”. Fueron a despertarlo, que estaba durmiendo: “Hey, roncador, vago, ocioso, levántate que ya nos hundimos, levántate, vago, ocioso, tú pareces hebreo y hablas como hebreo. Tú creo que eres el problema porque todos estamos gritando, llamando a nuestros demonios y ¿por qué tú no has llamado al tuyo? Dinos ahora, decláranos, ¿de dónde vienes? No puedes mentir porque se ve que tú eres del pueblo de Israel. Dinos que no, dinos que no, tú eres del problema porque nosotros hemos gritado a nuestros demonios y nada sucede, ya nos estamos hundiendo. ¿Eso es lo que quieres, no, vago, ocioso? ¿Eso es lo que quieres? ¿Cuál es tu Dios? Decláranos ahora”. Y dijo que el Dios de Israel era su Dios todopoderoso. “Tanto que fastidian, les voy a decir, ya yo tenía una misión y no he cumplido, no he cumplido y ahora el que está haciendo esto es el Dios todopoderoso”. Y dijeron: “Ah, tú eres el culpable, y ahora qué, ahora que tú mismo te tiras de acá porque nos has traído la maldición o nosotros te tiramos”. Y dijo: “Ya me hartaron ustedes también, yo mismo me tiro, que me lleve ya la muerte”.

El gran pez que tragó a Jonás era Leviatán

Y saben quién lo esperaba, el gran pez, pero no era el gran pez, sino era Leviatán, serpiente tortuosa. Se apareció Leviatán, ni tonto ni perezoso, pero Dios le había dado una orden. Dios le había dicho: “Leviatán, yo sé que tú eres destructor, pero a este nomás quiero darle una lección, entiende Leviatán”. Porque todo le obedece a Dios, todo le obedece al Dios todopoderoso. Se le dio una orden a Leviatán: “Leviatán, no lo tritures, no lo quemes con tu fuego, Leviatán, acuérdate que es una orden del Dios todopoderoso, vas a obedecer, ¿no?”. Y Leviatán dijo: “A sus órdenes, solamente lo voy a atormentar y lo voy a asustar y que vea mi fuego, pero no se va a quemar”. Y se lo tragó, y eso era peor, hasta igual o peor que el infierno, tormento de tres días. Imagínense, Jonás estaría diciendo: “Perdóname, Señor, perdóname”. Como hay desobedientes que todavía quieren que le caiga la mano de Dios, que le caiga la mano de Dios duro, hasta que griten, hasta que digan: “Ya no puedo más, acábame, ya no puedo más, he fallado, he fallado, he sido desobediente, he sido una Jonasa, un Jonás, un desobediente, una desobediente, ya no doy más, acábame de una vez, no puedo vivir así, acábame, Señor, acábame”. Y ahí estaba diciendo: “Tú eres misericordioso, tú eres misericordioso y lleno de amor. Yo no te obedecí porque yo sabía que tú te ibas a arrepentir e ibas a perdonar a Nínive. Perdóname por la multitud de tus misericordias, perdóname, ya no lo volveré a hacer, perdóname, tú eres Dios grande y temible”. Ahora sí, ahora sí se humillaba delante de Dios, lloraba día y noche en ayuno y oración y en silicio de pescado. Toda la cochinada de pescado estaba encima, todo lo de Leviatán estaba en el estómago de Leviatán. Imagínate cómo olía el estómago de Leviatán, peor que una fábrica de cosas horribles. Aprendió su lección. Ahora Dios le dijo: “Leviatán, ahora vomítalo, vomítalo, Leviatán, vomítalo ya, ya aprendió su lección, ahora tiene que ir a su mandato, vomítalo ya”. Lo vomitó, menos mal, para que no esté hecho una podredumbre, para que no esté hecho un asco. Ahí se bañó en el mar, se bañó en el mar, tanta agua de mar se bañó, ya fresco, reluciente, se fue, se fue camino, camino de tres días a la grande ciudad. Camino de tres días, imagínate cuántos kilómetros de la ciudad recorrió. Había aprendido su lección, estaba al borde de la muerte, ahí había aprendido, había aprendido su lección en el estómago de Leviatán. Ahí sí gritaba voz en cuello: “Dice el Dios todopoderoso, Nínive, arrepiéntete de tus pecados, Nínive, arrepiéntete de tus pecados, Nínive, arrepiéntete de tus pecados, Nínive, Nínive, arrepiéntete de tus pecados. Nínive, en cuarenta días el Dios todopoderoso destruirá tu ciudad, tu nación, arrepiéntete, Nínive. El Dios que me ha mandado es un Dios real, es un Dios vivo, es un Dios de poder y yo sé que lo va a hacer. Si no se arrepienten, los va a destruir dentro de cuarenta días”.

Contraste entre Nínive y Puerto Rico

Y todos empezaron a decir, en vez de decir: “Boten a este apestoso de Jonás, sáquenlo de aquí, boten a ese, no le escuchen, es un falso, no le escuchen, no le oigan, tápense los oídos, viejas chismosas, compañeras de los chismes, tápense los oídos, no le escuchen a este falso, este falso, no le escuchen, todo lo que diga es falso. Mejor hay que meterlo a la cárcel porque es un falso, Dios no le dijo nada, es un falso, hay que levantarnos todos y hay que acabarlo. La cárcel es para este Jonás, la cárcel”. Como les quedó el oído, viejas chismosas, como les quedó el oído, gente maligna que no quiere arrepentirse. Pero ese pueblo perdido, y ustedes que son santos, que se creen santos, pero de santos no tienen nada. ¿Yo no conoceré tu perdición, Puerto Rico y las naciones? ¿No conoceré que eres perdido, perdida? ¿No conoceré tu vida? Y llamas falso lo que yo te mando y ¿tú eres verdadero y tú eres santo? Ni un pelo tienes de santo, ni un pelo tienes de santo. Y, sin embargo, esa nación que era más perdida que todas las naciones, porque no tenían un Dios verdadero, tenían puros demonios de estatuas que no les corrigen ni les hablan, escucharon lo que nunca habían escuchado porque Jonás dijo: “Hay un Dios vivo, un Dios que lo ve todo”. Ahora sí sabía que lo veía todo porque él había estado huyendo y el Señor embraveció el mar. Ahora así sabía que tenía todo el dominio, ahora lo conocía más, lo conocía nomás como misericordioso, lo conocía como un Dios de amor, pero ahora conocía lo que el Señor puede hacer. Ahora conocía la otra cara de Dios, que es la ira, que es la venganza. Ya lo conoció estando en la boca de Leviatán, en el estómago de Leviatán, tres días aprendió su lección. ¡Ah! Ahí no empezaron a juntarse las viejas chismosas, pastores chismosos, boca de chismosa, la comay ya quedó chica para esa gente. Y dicen que la comay es la más perdida, la más chismosa. Los pastores y la misma gente chismosa de Puerto Rico ya le ganaron a la comay. Y ustedes dirán: “¿Cómo el Señor sabe de la comay?”. Porque yo sé todo, yo sé todo, pero ustedes ya le ganaron a la comay, por lo cual van a ser juzgados por la lengua larga. Porque cuando mande, cuando envíe, cuando levante, levante una sierva que fue y estuvo muchos días en Puerto Rico, habiendo dejado toda su familia, no le interesa perder su familia, perder su marido. Ella entendió cuando le dije: “Te vas a Puerto Rico, agarra una maleta pequeña y te vas y te paras en el Capitolio, que ahí hablaré”. Y ella dijo: “Sí, Señor, sí, Señor, yo marcho donde me has dicho, si tú vas conmigo, yo voy, Señor, y tú vas a hablar, Rey”. Y así fue. Ahí sí, ¿qué sucedió? Las chismosas que ganaron a comay, ahora díganme que yo, el Señor, no sé qué cosa es la comay. “Ay, comay, tú no sabes la mujer esta que habla, parece de Sudamérica. Esta mujer que ha venido a este lugar, no le creamos, profetas tenemos. ¿Para qué queremos a una mujer que ha venido de lejos? Y vamos a hacerle caso, dice que va a venir una desgracia, comay, ah, compay, comay, comay, vamos a hacerle caso a esta mujer, por favor, cerremos nuestros oídos” porque en las viejas chismosas y los viejos chismosos está metido el diablo. Y ahí estaban diciendo: “No debemos oírla, cuando ella venga a nuestra ciudad, escondámonos, cerremos nuestras puertas”. Por eso, cuando fue a predicar a las ciudades, no estaban porque se habían puesto de acuerdo de esconderse, no salían y ni siquiera ir a escuchar del mensaje porque tienen tanto orgullo. Las comays, las chismosas, tienen tanto y los chismosos, viejos chismosos, tienen tanto tiempo y tienen tanta influencia y se pasaron la voz rapidito. Para eso, pues les sirven las llamadas de teléfono rapidito y como hay programas que ustedes saben, Telegram, ustedes mismos saben que hay WhatsApp y hay tantas cosas, por ahí se enteran todo, por ahí se enteran lo bueno y por ahí se enteran todo el chisme rapidito. “Esta mujer a nosotros no nos va a dar ningún mensaje, esta mujer nosotros no la vamos a oír, a nosotros ¿nos van a venir a enseñar?, a nosotros nos van a venir a enseñar, por favor, y una mujer de Sudamérica menos, porque nosotros somos de la isla del encanto, personas especiales. Vamos a recibir a una ridícula que ha venido con su falda larga, sin maquillaje, sin nada. Ah, presencia no tiene, ¿vamos a escucharle? Por favor, por favor, comadre, tú no vayas a sus reuniones”. Y los compadres chismosos, los compays: “Sabes que no vayamos y los pastores igual, no vayan, cuidado que vayan, no vayan a ese lugar, es falsa, falsa, falsa, por dentro y por fuera, falsa completamente falsa. A ver, ¿dónde está su congregación? ¿Qué nombre? ¿Quién le manda? Que tiene que mandar una congregación. ¿Cómo dice que Dios me ha mandado? Tiene que mandarle una congregación, por favor, por favor. Nosotros tenemos una rutina, nosotros tenemos una rutina, ya nosotros tenemos una tradición, nosotros tenemos una costumbre, ya una costumbre de nuestras religiones. Y aquí la gente que viene, pues tiene que traer su credencial y ella no tiene credencial y ella no habla que viene, que le mandó un pastor, una congregación. Entonces, si es así, ella no es nada, ella no es nada. Ah, comay, ¿vas a ir a su reunión? ¿Aprendiste? Ya no vas a salir cuando ella venga a tu ciudad, no, no vas a salir, compay. ¿Vas a ir a ver, a escuchar lo que va a decir la falsa? Y que dice que Dios le mandó, como que Dios, si acá tenemos profetas y los profetas nos dicen de prosperidad, que todo nos irá bien a la isla. ¡Ay, que los hoteles ganaremos! ¿Y ganamos, o no ganamos?, claro que sí, todo el mundo gana, ganamos en nuestra comidita, ganamos con nuestro licor, ganan los bares, ganan los restaurantes, todos aquí ganan. Y hay un poco de narcotráfico y también ganan, porque también los otros que vienen de afuera también se dan a dar una probadita ahí en la perlita que sale todo, ahí en la perla. Y por favor, ¿qué va a ser destruido todo? ¿Quién le hace caso? Esa mujer no tendrá algo que hacer en su casa y qué tipo de marido tendrá, mandilón, su marido seguro, peor que la comay, mandilón será su marido que le haya dejado cuidando a los niños mientras ella está aquí, que predica. No hay que hacerle caso, hay que hacerle caso solamente a nuestros profetas y los profetas que nos han dicho. Y acabamos de preguntar a nuestros profetas y dicen: “No hagan caso a esa mujer, porque acá no va a venir ninguna desgracia”. Al contrario, aquí en la isla, amadas, mi comay, mi compay, acá en la isla, mira, nos va a ir mejor, nos va a ir todo mejor. No le hagan caso que va a venir una destrucción, ni vayan ni asistan. Y viene a sus ciudades porque ella lo está anunciando que viene a tal ciudad, ósea que no nos va a sorprender cuando venga. Hay que escondernos, claro, vamos a estar en el teléfono, tú y yo, escuchando a ver qué dice esa mujer, pero no vamos a salir, no vamos a ir para que se aburra y se vaya. Ahí se va a dar cuenta que a nadie le interesa, que a nadie le interesa el mensaje que trae, que dice que es de Dios. Nosotros tenemos que escuchar a nuestros pastores de la isla, tenemos que escuchar a nuestros profetas de la isla. Y nuestros profetas, pues ustedes ya saben que nos han dicho que nada de eso va a suceder, que todo nos va a ir bien, que pues nomás pongamos nuestra semillita, pues mejor ponemos nuestra semillita y todo nos va bien. Ellos se llenan sus arcas, se llenan sus bolsillos y a nosotros nos va bien. Así que, comay, compay, no vayan a esa reunión de esa señora, porque esa no es ninguna persona buena y hay que hablar lo peor de ella. Yo creo que ella se merece que hablemos de lo peor y le hagamos mal para que se vaya de nuestro lugar. A los medios de comunicación también hay que decirles que no vayan, ni queremos escuchar nada que ellos quieran decirnos. Así es que, todo arreglado, todo arreglado”.

Creerán al ver el juicio cumplido

Como si el Rey de Reyes y Señor de Señores no escucharía a las comays y los compays, están peor que ese programa de chismosos y chismosas de la llamada comay. Y aun esa gente de la comay, siquiera escucharon, oyeron, pero en vez que esos religiosos hipócritas que dijeron: “Nosotros ya tenemos nuestra religión y nadie nos va a cambiar”, el Dios todopoderoso no sabrá lo que hablas, no sabrá lo que piensas. No sabrá qué bueno hubiera sido que ustedes escucharan, oyeran, pero como no quieren saber nada, como no quieren saber nada, entonces creerán cuando la piedra caiga. Cuando la piedra caiga y dirán: “Verdaderamente, esa persona vino de parte de Dios”. Quieren ver los hechos para creer, pues verán los hechos, verán los hechos y lo verán muy pronto. Estoy hablando por boca de mucha gente, estoy hablando y nadie dirá: “El Dios todopoderoso, el Santo de Israel, fue un Dios malvado que habló muy poquito por una sola persona y no habló”. Yo, el Señor, oigo todo, lo sé todo, todos sus planes, todo lo que maquinan, todo lo que piensan hacer y no veo ningún arrepentimiento, no veo ningún arrepentimiento.

El remanente será guardado en un pedazo de la Isla

Son pocos los que oran y lloran, pero ¿qué puedo hacer? Dejaré mi remanente, tú que lloras y oras y clamas, te dejaré un pedazo de la isla, te dejaré árboles frutales para que no mueras, te dejaré agua, te enviaré lluvia, te enviaré lluvia para que recojas. Yo, el Señor Dios todopoderoso, he oído sus oraciones, he oído sus oraciones, sus oraciones están presentes, pero no puedo parar, no puedo parar el juicio. Si fuera la mayoría, pararía el juicio. Si fuera la gran mayoría, pararía el juicio, así como Nínive, una nación que no tuvo ningún predicador, creyeron a la predicación de Jonás. Y no es que Jonás llegó a tu isla, yo, el Señor, hablé desde tu isla. Tú, al que despreciaste, no despreciaste a esta mujer, tú despreciaste al Dios todopoderoso. Y yo estoy oyendo de poca gente, sus ayunos, conozco sus ayunos, su clamor, su llanto, pero quiero decirte, no voy a parar, no voy a parar. Se cumplirá la caída del asteroide, de la piedra, de la roca, no voy a parar porque hay mucha maldad en la isla y hay mucha maldad en las naciones. Muchas naciones van a estar destruidas. ¿Cuánto tiempo estoy hablando? Y todos se burlan. Lo que les acabo de decir es lo que hablaba la gente, que yo lo escucho, yo lo sé, yo lo oigo todo, todos los planes que ellos hicieron para levantarse en contra de lo que yo envié, de una mujer fiel que yo envié, de una hija fiel, para hacerle el mal.

Rechazo al mensajero de Puerto Rico que anuncio el juicio

De Efraín Rodríguez, no quisieron oír lo que dijo. Y lo que dijo era real, dijeron: “Viejo mentiroso, hombre mentiroso”. Y eso que era de su isla, y eso que es de su isla. Y ellos dicen: “Tenemos profetas”, pero no lo oyeron, no tendrán pretexto. No dirán: “Porque te levantaste una mujer de otra nación lejana, ¿y por qué no hablaste por nuestros profetas?”. Y yo tengo testigos que los mensajes que le di a Efraín son ciertos. Y con ese mismo mensaje, ella no se copió ni de ti, Efraín, de ti no se copió. Ella no sabía casi nada del asteroide y nunca pensó ir a Puerto Rico, nunca pensó ir a Puerto Rico. Así es que tú dices que tienes profetas, a ellos oirás, pero yo te digo que eres hipócrita porque a Efraín Rodríguez no le escuchaste, no le oíste el mensaje que se le dio, un mensaje verídico, un mensaje cierto, un mensaje real que salió de la boca de Dios. El mensaje que se le dio a Efraín Rodríguez de lo que iba a suceder, pero yo, el Señor, tuve misericordia. Pero el juicio está decidido, el juicio no va a parar y en cualquier momento, y en cualquier momento va a caer, va a caer el juicio a Puerto Rico y las naciones. Y sabes, ¿por qué a Puerto Rico? Mucha gente se pregunta: “¿Por qué Puerto Rico?”. Puerto Rico, de ti salieron predicadores, de ti salieron predicadores para el mundo, donde hicieron obras grandes y ganaron muchas almas. Puerto Rico, tuviste, te di siervos llenos del Espíritu Santo que te hablaron, que te predicaron, te enseñaron, te dijeron aún de esto que venía, pero no hiciste caso. 

El juicio del asteroide no va a parar

Puerto Rico, el juicio está decidido, el juicio está determinado, el juicio no va a parar. Yo, el Señor, he oído la oración, el clamor, lo oigo de cada día del remanente que clama y llora, pero son muy pocos, muy pocos, son muy pocos para poder parar el juicio.
El juicio está determinado y el juicio se va a llevar a cabo y los testimonios que están dando son testimonios reales y tú lo vas a ver, tus ojos lo van a ver y las chismosas y los chismosos que hicieron maldades lo van a ver, lo van a ver y sabrán que ha habido palabra y hay palabra. Y para que no digan que yo levanto de una nación, de otra nación, solamente de una nación, hay gente de diferentes naciones y de diferentes edades que yo estoy dando palabra para que no digan: “Ah, el Señor ha sido malo, ah, el Señor es injusto”. Nadie dirá, no tendrán valor de decir que soy injusto. ¿Cuánto tiempo esperé? Hasta el desprecio, hasta los insultos a los que yo llevé y los que yo levanté para que llevaran mi mensaje, insultos, burlas, burlas. El juicio no va a parar, el juicio se va a cumplir, el juicio se va a cumplir. Lo que yo he hablado, yo, el Señor, cuando hablo, lo cumplo. Por un grupo de personas no voy a detener el juicio. Mientras unos lloran, los otros siguen en su pecado, no les interesa arrepentirse, no les interesa buscar de mí. El Dios todopoderoso está hablando, el Rey de Reyes, Señor de Señores, porque yo puedo hablar y usar lo que yo quiero. Así es que, búsquenme seriamente, búsquenme de corazón y yo los protegeré, yo los protegeré. Tengo lugar en lugares altos, yo los protegeré por amor a ustedes. Dejaré plantas de plátanos, plantas de papaya, les dejaré para que se alimenten, no morirán. Yo, el Rey de Reyes, Señor de Señores, proveeré. Yo, el Señor de Señores, les dejaré una parte, una parte en Puerto Rico para mi remanente que llora y gime, pero no puedo parar, no puedo parar y no pararé el juicio. El juicio determinado, el juicio está para cumplirse.

 


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